Salud, amor y … dinero. O eso dicen, aunque en realidad lo importante no es tanto el dinero en sí si no lo que hacemos con él y cuanto nos cunde. Y para ello nuestra destreza gestionándolo eficientemente es determinante. En otras palabras, nuestro nivel de educación financiera es una variable tan determinante para nuestro éxito financiero como pueden serlo el salario o el nivel patrimonial. Todos conocemos gente que con situacions financieras parecidas han llegado a niveles financieros muy diferentes, familias pudientes que han dejado de serlo con el paso generacional o personas que, partiendo de zero, han construido un imperio. Pues bien, todo esto tiene mucho que ver con la educación financiera.
La educación financiera es una habilidad clave que tiene un impacto significativo en nuestra vida financiera. La capacidad de entender los conceptos financieros a los que estamos expuestos en cada momento así como ser capaces de utilizar las herramientas financieras oportunas, nos permite tomar decisiones bien informadas y planificar nuestro futuro financiero de forma eficiente. Y esto, con el paso de los años y el efecto del interés compuesto, marca una gran diferencia. En las publicaciones de Rowell Academy (tanto en este canal como en «Case Studies») iremos viendo ese impacto. No os lo perdáis.
La falta de educación financiera puede ser particularmente problemática en situaciones cotidianas, donde las decisiones financieras tienen un impacto a largo plazo. Por ejemplo, cuando tomamos decisiones sobre cómo financiar la compra de una casa, el conocimiento financiero es esencial para comprender los diferentes tipos de hipotecas, los intereses y los plazos de pago. Asimismo, la educación financiera también puede ayudarnos a comprender el funcionamiento de productos de crédito o financiamiento (préstamos y tarjetas) que pueden ser interesantes en ciertas circunstancias, entender los productos financieros en los que debemos estar invertidos en cada momento (renta fija, fondos de inversión, acciones, ETFs, etc.) y a tomar decisiones informadas sobre su uso. Dicho esto, para operaciones o oportunidades complejas es muy recomendable recurrir al asesoramiento financiero profesional. Los beneficios de estos servicios superan con creces su coste.
Finalmente, la educación financiera es clave para la gestión de la deuda y la planificación financiera a largo plazo. Al comprender los conceptos financieros, podemos manejar nuestras finanzas de manera más efectiva y evitar situaciones de deuda descontrolada que afectan negativamente nuestra situación financiera. Entender que hay deuda mala y deuda buena (incluso muy buena), no es un concepto fácil de interiorizar para algunas personas. Prescindir de ese tipo de oportunidades por desconocimiento significa renunciar a un elemento que puede ser clave en el logro de su estabilidad financiera a largo plazo.
A pesar de su importancia, muchas personas en España carecen de conocimientos financieros adecuados. Según un estudio de 2020 del Banco de España, sólo el 38% de los españoles posee conocimientos financieros básicos. Estas cifras demuestran la necesidad de un mayor énfasis en la educación financiera para mejorar la alfabetización financiera de la población. Repasemos a continuación los conceptos más básicos de la educación financiera:
- La inflación, es el aumento generalizado de los precios de bienes y servicios. Esto provoca que el dinero pierda valor con el tiempo y reduce el poder adquisitivo del ahorro a largo plazo. Con una tasa de inflación del 3%, 100€ hoy tendrán un valor real de 55,4€ en 20 años perdiendo prácticamente la mitad de su valor. Ahorrar y dejar el dinero es apostar por una estrategia de inversión sistemáticamente perdedora.
- Los tipos de interés son el costo del dinero. Ellos determinan lo que cuesta pedir prestado y cuánto se puede ganar con el ahorro. Los cambios en los tipos de interés pueden afectar a los mercados financieros y a la economía en general, influyendo en las decisiones de inversión y de gasto de las personas y las empresas.
- Interés simple e interés compuesto. La diferencia entre el interés simple y el compuesto es que el interés simple se calcula solo sobre el capital inicial, mientras que el interés compuesto se calcula sobre el capital inicial más los intereses acumulados. Por ejemplo, si se invierten 100€ con una tasa de interés del 10% anual durante 5 años, obtendremos 150€ con el interés simple y 161,05€ con el compuesto. Con un horizonte temporal de 10 años las cantidades serian de 200€ y 259,37€ respectivamente poniendo de manifiesto el potencial del interés compuesto a largo plazo.
- El ratio riesgo-rentabilidad. Las dinámicas de oferta y demanda del mercado ajustan de forma eficiente el retorno esperado de un activo al nivel de riesgo que este ofrece. Cuanto mayor riesgo albergue un activo, mayor retorno deberá ofrecer para atraer inversores. Las inversiones con promesas de rentabilidades elevadas y bajos riesgos no existen (o duran muy poco), simplemente no entendemos todos los riesgos. Además es muy importante que todo inversor entienda su propio perfil de riesgo e invierta acorde al mismo. En Rowell te ayudaremos a identificarlo.
En definitiva, la educación financiera es una habilidad esencial para la toma de decisiones financieras informadas y la gestión efectiva de nuestras finanzas y, en consecuencia, de nuestra evolución patrimonial. La falta de educación financiera puede llevarnos a una situación de inestabilidad financiera que imposibilite la consecución de nuestras metas financieras. Por lo tanto, es importante que los individuos tomen medidas para mejorar sus conocimientos financieros y que las autoridades adopten políticas que fomenten la educación financiera en la población. Desde Rowell Patrimonios queremos aportar nuestro granito de arena con nuestras publicaciones en Rowell Academy. Seguidnos en redes sociales para no perderos ninguna.